
Hoy estoy sentada aquí frente al computador escribiendo esto. Hace tres años, estaba en un velorio y sobre eso quiero hablarles, quizás darle a meditar ciertos aspectos de la vida. Para hablarles sobre un típico cliché de las historias, pero que es mucho más real de lo que uno quisiera. Les hablaré sobre la pérdida de un ser querido, lo último que imaginamos como niños, adolescentes y jóvenes.
Yo recuerdo que hace tres años, estaba en el colegio, haciendo una prueba de matemáticas. ¿Concentrada? No, no lo estaba. Mi mente estaba en el hospital donde estaba mi padre. Llevaba quince días así y cada vez se iba poniendo peor. No quería ir a verlo desde el día anterior, pues siempre he tenido cierto miedo a eso, una fobia que no me deja ver a otros sufriendo. Me dirán "todos tenemos ese miedo", pero créanme que lo mío es más complejo. Sabía que él podía morir y yo aún así no quería verlo, al contrario de otras personas que siempre están en momentos así.