sábado, 1 de octubre de 2011

Libro del mes: Octubre


Siempre he pensado en la posibilidad de recomendar libros a los cuales poder leer. Digamos que al menos a mí, me fascina que me recomienden libros, ya que soy pésima descubriendo libros por mí misma. Creo que de todos los libros que he leído, fácilmente me han recomendado el 90% de ellos, y muy pocos me han decepcionado. Generalmente, los que me decepcionan son algunos que me dan como tarea para una prueba, quizás por la presión.

Este mes, comenzando Octubre, he querido recomendar uno que me parece simplemente h e r m o s o. Como pueden ver al inicio de la entrada, hablo de Mi Planta de naranja-lima. Es un libro de Jose Mauro de Vasconcelos que encabezó la lista de best-sellers en 1968 y no tengo duda alguna de el porqué lo hizo.

Contratapa:
"Esta novela es una de las más importantes obras de la nueva literatura brasileña. Su autor, nacido en Bangu, Río de Janeiro, en 1920, falleció en 1984. Ha vivido una existencia intensa y agitada: entrenador de diversos boxeadores, trabajador en una hacienda, pescador, maestro en la escuela primaria de una aldea pesquera, actor de cine y televisión y viajero infatigable.Muy elogiada por la crítica y calurosamente recibida por el público, Mi planta de naranja-lima, en páginas de gran colorido narrativo y extraordinaria fuerza, relata la historia de un niño que un día, de pronto, descubre el dolor y se hace adulto precozmente.Las ensoñaciones, la picardía, el sufrimiento y la ternura del protagonista, hacen que esta historia de vida atraiga al lector desde sus primeras páginas."
Como muy bien dice la contratapa, esta obra, según me he enterado, tiene bastante de autobiografía del autor.

Nunca antes se me había dado las ganas de leer este libro, quizás porque yo recién estaba con libros como Harry Potter y Crepúsculo, ya saben, "fantasía". No me gustaban los libros que eran más reales, pero opté por leerlo a principios del año pasado, después de que mi hermana me dijera tanto "léelo". Y no me arrepiento, o bueno, tal vez un poco, ya que mi abuela me vio llorando mientras leía.

El libro habla de un niño llamado Zezé, del cual se cuentan las vivencias que tiene mientras transcurre la historia. El autor logra entrar perfectamente en el pensamiento de un niño, sus inocencias, sus picardías, sus miedos y alegrías, es impresionante y casi imposible no identificarnos con alguna faceta de este niño. Sin embargo, su vida no es normal, la vida familiar no es lo mejor.


En el comienzo de la historia se nos cuenta que la familia de Zezé se cambia de casa, por lo que la van a ver días antes y cada hermano decide apropiarse de un árbol. Este niño tuvo que conformarse con una pequeña planta de naranja-lima. Si bien de principio no le gustó porque era pequeña, prontamente comienza a hablar con ésta y se vuelven muy amigos.

Su familia podríamos resumirla como de bajos recursos, una familia humilde donde cada hermano mayor cuida a uno menor; algo así como en escala hacia abajo. Zezé tenía la misión de cuidar a su hermano Luis, al cual intentaba hacer sonreír cada vez que podía. De hecho, en Navidad él intentó llevar a su hermanito a un reparte de regalos, pero al no lograrlo, decide entregarle un caballo de juguete que era de su propiedad.

No quiero dar spoilers ni nada, no quiero contar demás, pero me gustaría destacar que la relación que tiene le niño con el Portuga (un hombre que conoció por ahí), se asemeja bastante a la relación entre un padre y un hijo. Se encariñan muy rápido, quizás porque al mismo Zezé, a mí punto de vista, bastante falta le hizo una relación así, aunque se veían como amigos.

Sin embargo, a pesar de que muchas cosas ya van mal en el crecimiento de Zezé, debe enfrentarse con un evento que causa un gran dolor en el corazón de este niño. Es un dolor que le hace ver la vida con otros ojos, un dolor que le hace ver la vida con los ojos de una persona que ya ha vivido muchos años y no tan solo cinco o diez o quince.

Creo que en pocas palabras para no arruinarles el libro, podríamos decir que habla sobre la forma en que no debería vivirse la niñez. Nos da a entender que la violencia no tiene los resultados esperados. Nos enseña que hay que dejar a un niño vivir su niñez, con sus ensoñaciones, juegos, inocencias y travesuras, que nada puede interrumpir eso, porque la marca queda para toda la vida.

Bueno, espero que se den el tiempo de leerlo. Les aseguro que no se arrepentirán de haberlo leído, porque si bien no es precisamente algo alegre, uno puede disfrutar y reír con las pícara personalidad de Zezé.


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B!


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